Sociedad | mujer | magia | por Jael Uribe


Cuando te piden escribir sobre la mujer y su magia pareciera de alguna manera que estas dos palabras, están separadas. Divorciadas una de la otra, como si todo lo que hace una mujer para sobreponerse a estos tiempos no fuera de por sí, magia. Magia para estirar los centavos con que darle de comer a una familia numerosa con un salario paupérrimo. Magia para criar hombres y mujeres de bien, en momentos en los que los valores han sido relegados a un tercer plano, y magia ¿por qué no? Para cumplir con la no tan simple tarea de ser ella misma, mujer, sin perderse en la terrible circunstancia.

Una mujer es una maga, prestidigitadora de milagros comprobables, heroína de su propia causa. Sino díganme ustedes ¿Cómo rayos en estos tiempos sobreviven las madres? Esas llevando sobre las espaldas más de dos, tres, cuatro hijos e hijas y hasta más, con la responsabilidad de alimentarlos, educarlos, amarlos y encima de todo, convertirlos en mejores seres humanos.

Hay mujeres que parecieran trabajar en un circo, en donde parir imposibles es tarea cotidiana. Estudiantes de la universidad de la vida, hijas diplomadas en mitigar el hambre y las tragedias para seguir caminando con la mirada firme y la frente alta. Díganme ustedes ¿Cómo lo logran las menos desdichadas? Sin techo, ni pan, ni más educación que su propia carencia e ignorancia. ¡Cuántas mujeres valientes, señores! ¡Cuántas mujeres importantes ha parido nuestra patria! Y no hablo de las muchas que dejaron su huella en los dinteles de las historia, sino de esas magas anónimas que nadie nombra, construyendo día a día con sus manos y pies el destino de nuestra nación. Las nunca recordadas, las siemprevivas, cociendo su destino a contra viento en una sociedad marcada de machismo, maltrato e indolencia. Heroínas cotidianas de escuelas; haciendo trucos con las palabras. Estudiantes fenomenales cursando universidades porque se niegan a ser menos, a vivir relegadas. Otras que levantan sus voces para defender cualquier causa, la que fuere que les permita recordarse a sí mismas que siguen siendo humanas. Dígame usted si ¿la mujer y la magia juegan a estar separadas?

Yo creo en mujeres maravillosas, las que madrugan para abrazar el día a pesar de la desesperanza, que no se rinden, que viven con la azada en las manos sembrando sueños de un mejor mañana. Las que se apoyan unas a las otras porque saben que sólo así se puede sobrepasar la crisis, erradicar la mediocridad, y desfasar los egos de quienes nos oprimen por considerarnos menos fuertes, competitivas, o ¿capacitadas? 

¡Brindo por las muchas! mejorando al mundo sin reclamarle a la vida menos de lo que les corresponde: el derecho de ser libres de trabas. Esas que ven a otra mujer caer de rodillas y en lugar de darle la espalda, la levantan. Esa es la magia que yo nombro, el femenino perfecto que llevamos todas grapado a nuestra idiosincrasia.  Eso, damas y caballeros, eso es ser una heroína, eso, ES MAGIA.

Jael Uribe
Presidente Mujeres Poetas Internacional (MPI)


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